Hace tiempo que vengo al taller y no sé a lo que vengo, Jorge de Cascante

Editorial Blackiebooks

4ª edición

264p.

La literatura es un montón de cosas, pero en este caso es un juguete para ser feliz, para rearmar el mundo, livianito, e imaginar que las cosas de un color, con un pequeño giro, pueden ser del color contrario también. Como un Rubik lleno de cubos adicionales y vuelcos posibles. No hay tema común en estos sesenta relatos breves, pero sí una mirada y un dibujo del mundo a través de las voces chistosas y desenfrenadas de una multitud de personajes que dentro de sus neurosis (cotidianas y normalizadas) son capaces, todavía, de encontrar la belleza y el humor.

Sesenta relatos permiten muchas variaciones de estilo y forma también. Muchos de los textos que son como retratos hablados tienen un estilo contundente y rápido de guion o telegrama. Pero hay que estar atento para identificar el momento en que las cosas se desequilibran y empiezan a correr en la dirección contraria. Hay otros que se asemejan a una confusión (la de las personas y lo que nombran) sin puntuación, de ideas que se entrelazan en una aglomeración de frases que se presentan como una sola. Hay textos de una sola frase y otros de varias páginas. Hay unos escritos en entradas como de diario o blog. Hay monólogos y diálogos, hechos de actualidad y sentido del absurdo, que es el más común de los sentidos para estos personajes. Y muchos más. Algunos de mis favoritos son, «Supersol»: relata la fascinación de un niño que aprende a ver el mundo otra vez cuando estrena gafas, y esa emoción tan bien descrita es tan intensa que el niño deja de soñar, quizá porque nada puede superar esa realidad o quizá porque siempre ha estado soñando; «La piscina»: una carta de amor de un personaje que parece y se siente suspendido en el tiempo y debajo del agua, y dentro de esa emoción; «Saber estar»: es una historia de un personaje macabro y solapado de los que tanto hay, uno de esos que asciende pisando a los demás; «Usted creerá que un hombre puede volar»: un texto acerca de vivir dentro del capitalismo como un producto más, sin humanidad; «1999»: un relato hermoso acerca de un amigo que murió, pero que nunca se deja de ver; «Treinta y dos escritos con el portero de tu edificio»: a través de treinta y dos registros el tiempo pasa y es marcado por diferentes escenas vividas entre una niña (que se hace adulta) y el portero de su edificio (que se hace mayor).

Yo no recuerdo haber leído un libro así. Tiene mucho de juguete y caricatura, es un texto gordo y leve que dice cosas profundas con liviandad. Es un libro para leer sin tiempo y sin sucesión, con alegría de niño interior.


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