Libro: Cuentos completos
Editorial Alfaguara
647 páginas
Primera impresión en Colombia: 2018
En alguna clase del pregrado en Filología el profesor, que ya tenía experiencia y reconocimiento académico internacional, nos dijo, como si nos estuviera confesando algo, que muchas personas en Latinoamérica todavía soñaban la literatura con idealismo y romanticismo, y después se estrellaban con esa visión europea que hace muchos años pensaba la literatura principalmente como un negocio. Creo que en parte de eso se trata este cuento de Bolaño. En el texto, Álvaro Rousselot es un escritor argentino de mediados del siglo XX, que después de algunas explicaciones y un relativo éxito decide ir a París a encontrarse con un director de cine que parece haber comenzado su filmografía plagiando las novelas de Rousselot, pero que después ha dejado de hacerlo y eso ha impulsado a Rousselot a ir París más que para enfrentarlo, para hablar con él sobre esas primeras películas que realizó, de las que fue tan buen lector.
El cuento es una caricatura de la ambición literaria para un latinoamericano, que se sabe probablemente invisible en el territorio de los escritores que han hecho los libros que ha adorado. París, entonces, ya no es el escenario de las historias de Flaubert o Proust, ahora es en cambio una trampa hecha para sacarle todo el dinero a quien esté dispuesto a perderse en ella. El cuento resulta siendo una burla contra la idealización romantizada de la literatura, contra la imagen de las ciudades europeas para la mística literaria, y una burla contra esa falsa imagen de persona notable que a veces tienen algunos intelectuales latinoamericanos. Y es también una cosa más, el reconocimiento del decaimiento o degeneración de algo que antes se creyó un ideal posible y cierto.
En este cuento puedo identificar ya una temática recurrente en el libro. Una crítica contra la idealización de ciertas figuras, una denuncia contra la falsedad y la superficialidad con la que están hechas todas estas imágenes, y un reconocimiento de un ideal que fracasó, o que, cuanto menos, decae con violencia. Los 3 cuentos anteriores (Jim, El gaucho insufrible y El policía de las ratas) presentan muchas coincidencias generales temáticas, aunque cambien constantemente de género, especialmente en los 2 primeros cuentos y el que se está comentando. El estilo también se repite (pero no se agota). Está lleno de humor y una prosa vertiginosa y envolvente que no hace juegos exagerados de lenguaje sino que se suelta como una alboroto sobre el lector, y aun así no pierde la tensión ni la compresión del significado global. Los sueños son un ejemplo de esa tensión y significado. Son un recurso frecuente en los cuentos, y de alguna forma conforman una ficción paralela dentro de la ficción, encierran y estallan el significado de lo que se cuenta, para el lector. El sueño que se referencia en este cuento es, por ejemplo, la repetición de un montón de escritores idénticos argentinos que se quejan de la misma cosa y tienen, cada uno, un tiquete para viajar a Francia.
Replica a Borradordenata Cancelar la respuesta