No soy bueno para planear con el viento, como la hojas. En vez de bailar imagino. Invento cosas que voy a hacer siempre más tarde. Cosas que me devuelven constantemente al principio, pero peor, pero después, como si el tiempo no pasara para mí. Como estar dentro de un tren mirando una ventana donde todo pasa muy rápido, menos yo, que estoy sentando esperando que algo pase para salir y ser parte de lo que se esta moviendo y ya no más de lo que esta sentado.
A la palabra esperar le cabe todo el tiempo, y eso es mucho más que el que tengo. No sé si al romper el círculo vicioso, haciendo cosas que no se parecen a lo que estoy esperando, voy a encontrar algo. No sé si en esa acumulación de hacer lo que no quiero hacer todavía, si en todas esas pequeñas cosas, este el secreto para moverme hacia a otro punto. Tampoco sé si esperar es ya hacer algo. Ni siquiera sé si en realidad a la palabra esperar le cabe todo el tiempo, o si es una palabra que se llena hasta convertirse en otra cosa, por cansancio.
Replica a Alejandra Meza Fourzán Cancelar la respuesta