1968, el narrador, inmigrante de Chile en México, empieza a vivir en la colonia Lindavista, con sus padres. En el piso de arriba vive, con su esposa, el hijo de la dueña de la casa de abajo. Pepe y Lupita son los nombres de la pareja. La dueña de la casa de abajo, doña Eulalia, tiene unos valores conservadores que quiere imprimir en la vida de los demás, empezando por sus tres hijas mayores y su hijo. Tal vez el principal valor conservador sea la imagen de familia tradicional: pareja heterosexual que se casa y tiene hijos. Las tres hijas mayores de doña Eulalia viven con ella en el primer piso, aunque ella construyó encima un apartamento para cada una de ellas y para su hijo. Pero viven con doña Eulalia porque no se casaron. Y las hijas, salvo casarse y tener hijos, hacen lo que les enseñaron a hacer: ver telenovelas y hablar mal de las otras mujeres del barrio. El hijo que vive en el tercer piso con Lupita lleva cinco años casado con ella y no ha podido tener hijos. Eso hace que a doña Eulalia le caiga mal Lupita. Lupita y la mamá del narrador piensan que el problema es mental, y no biológico, creen que el problema es la vida cerca a la casa de la mamá de Pepe. Y el narrador piensa igual. ¿Por qué? Porque, pienso yo, para pertenecer a una cultura específica, y a una clase social específica, muchos de los personajes de la colonia fingen ser lo que no son, o aspiran a ser lo que no son, por ejemplo: el narrador estudia, muy en contra de su voluntad, en un tenebroso colegio del Opus Dei, con un maestro de Ética que es un nazi confeso (bajito, latino y con rasgos aindiados); y con un maestro de Lógica que cree en la voluntad heroica de José Antonio (fascista español que se comunicaba con su partido con un lenguaje entre místico, poético y militar); y, además de esos personajes, ve frecuentemente pasar hacia al piso de arriba a un expiloto rubio que doña Eulalia y sus hijas adoran, un expiloto amigo de Pepe, al que el narrador escucha gemir frecuentemente en el piso de arriba, en la madrugada, junto a Pepe, por error.
* Roberto Bolaño, Cuentos Completos (2018, Cuentos Póstumos: El secreto del mal, 1998-2003). Editorial Alfaguara. 647 páginas

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