Una caja de juguetes, sobre Rituales de apareamiento, de Margarita Borrero

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Los juguetes quieren multiplicarse, tienden a tener puntas redondeadas y ojos grandes de esos que producen emociones que aumentan su popularidad; quieren ser muchos y estar en todas partes y por eso tienen una superficie blanda que sugiere que es difícil hacerse un daño profundo con ellos. La forma de este libro de cuentos, para mí, es una caja de juguetes. O sea que la técnica apunta a entretener y conmover con diferentes recursos, que se esfuerzan en la forma de contar.

Una caja llena de juguetes acerca del desencuentro amoroso, aunque suene contradictorio. El desencuentro amoroso cotidiano no es divertido para el que lo sufre, pero, por lo general, para el que lo oye, sí lo es, es divertido y/o conmovedor. La comedia y las telenovelas están hechas de desencuentros amorosos, y aventuras: algo que nos invita a salir de casa, y regresar. La casa, en este caso, es la realidad; los juguetes, en este caso, son un paseo, que, aun cuando es triste e insatisfactorio, termina por el principio: el retorno a ese lugar en el que nos sentimos seguros.

El primer cuento le da título al libro: «Rituales de apareamiento», y está narrado como una comedia romántica en la que se atraviesa el análisis documental del comportamiento de los animales en época de celo. De esta forma sabemos que, por ejemplo, el macho de la jirafa suele golpear con su cabeza las caderas de la hembra y así la obliga a que orine. Bebe un chorro para cerciorarse que está en celo. Si lo está, la sigue sin descanso hasta que ella se deja montar.  Desde la mirada de las jirafas, seguro, los animales humanos nos debemos ver ritualistas, salvajes y ridículos también. Cuando reflexionamos y tomamos distancia de la seriedad de nuestra cotidianidad nuestra vida pierde algo de gravedad, y nos podemos conmover, o hacer reír. La mayoría de estos cuentos ensaya una estructura entretenida, aun cuando nombra un evento dramático. Ese es el juguete, el simulacro, la capa superficial.

En el segundo cuento, «Lobo hombre en París», el recurso es una canción que un desconocido canta cerca de otra persona que después la canta cerca de otra persona que después la canta cerca de otra persona hasta que, al fin, un coro de personas que se ignoran cantan simultáneamente una canción; un coro de personas unidas por algo parecido a la soledad, porque todas sienten que han perdido algo que buscan en alguien más, y lo extrañan, y cantan juntos, sin conocerse. El recurso del tercer cuento, «Menarquia», también tiene que ver con la unión a través de la ausencia: a una adolescente la toma desprevenida la primera menstruación, no tiene con quién hablarlo personalmente porque su mamá está secuestrada y su papá no está preparado para esa conversación. Lo que une a las personas a quienes les falta la víctima directa del secuestro es un programa de radio, al que muchos de los cercanos de los secuestrados llaman a dar mensajes esperando que quizá los puedan escuchar. Los oyentes, entonces, conforman una familia imaginaria, un gran grupo de personas unidas por la ausencia de alguien, y es allí donde la adolescente va a hacer su desahogo más personal.

En «La muñeca dentro de la caja», el cuarto, la estrategia narrativa es el destino de dos mujeres jóvenes que eligen entre el camino profesional tradicional y el camino profesional de la pasión; las cosas no resultan bien para quien elige la segunda opción. Yo creo que toda la literatura es moral, lo que no quiere decir que autores y narradores y personajes compartan una misma mirada del mundo. Toda literatura es moral aunque narre eventos distantes desde lo personal o perturbadores o se concentre en la victoria y el placer de la perversión; toda la literatura es moral porque toda narración incluye obligatoriamente una mirada de la realidad, y en esa selección, esa preocupación elegida, que es la forma de contar y qué se cuenta, hay también una mirada moral del mundo, y al menos una pregunta y un juicio, por parte del autor. Sin embargo, hay una literatura más moralista que otra, porque tiene fines pedagógicos, porque es más directa, casi infantil, en su forma de aleccionar, porque narra para sustituir el pensamiento, y no para detonarlo, por ejemplo la fábula, el panfleto y los salmos; narraciones con fines didácticos. Bueno, este es un cuento moralista y aleccionador, acerca de elegir el peligroso camino profesional de la pasión, que va en contravía del tedioso camino que sugiere el capitalismo más tradicional. Qué raro, ¿no?

El quinto cuento se llama «Estocolmo», y es una larga nota que deja una paciente siquiátrica, para un lector inesperado, antes de fugarse de la clínica con una compañera. El relato de la paciente, la nota, es toda la historia que justifica que el amor que ella siente por uno de sus secuestradores no es un síndrome, que el problema es la sociedad y el diagnóstico, que prefieren catalogar el enamoramiento de una mujer privilegiada por un secuestrador como el resultado evidente de un trastorno, y no como un acto que contradice sus prejuicios de clase, y su reputación.  Es el cuento que más me gusta porque es el que tiene más capas de complejidad en la mirada de la realidad, porque no desarrolla los prejuicios evidentes o su giro sorpresivo, sino ese punto esquivo de la realidad que existe entre el prejuicio y nuestra experiencia auténtica en el mundo.

«No quiero eso contigo, Pepe» relata un abuso sexual con el consentimiento del grupo de amigos de la víctima, el recurso que impulsa el cuento es un juego transaccional, en el que un grupo de amigos presiona a una amiga a que se deje dar un pico en la boca por el dueño del bar, a cambio de una ronda de cervezas para todos; luego el juego se vuelve habitual, luego escala, luego termina en un abuso y una culpa y un arrepentimiento nublado, que hace cómplice a todo el grupo de lo que le pasó a una de sus integrantes. «Esta historia no es lo que parece» es el testimonio de una fisioterapeuta que al perder su empleo y quedar dependiendo económicamente de su marido (que la humilla por “su falta de imaginación” para encontrar soluciones) decide volverse webcamer a escondidas de él, y en ese proceso y aprendizaje, que tiene como motivación la venganza y el erotismo, termina por aprender una lección acerca del dolor y la soledad. El octavo, «Ni una palabra de verdad», juega con la idea de una mujer a quien no le pertenece la boca que tiene, y por eso no puede pronunciar ninguna palabra honesta frente al abuso al que la somete su pareja. La boca ajena es una metáfora de la parálisis frente al horror que produce una pareja abusiva y acosadora.  El recurso es la descripción de una relación terrorífica entre una mujer y su pareja, después de que esta es atropellada por culpa de la persecución de él, y él finge frente a todos que es el único que puede y merece cuidarla. El décimo, «Amar es un verbo transitivo», tiene como recurso la carta de una fan enamorada de un escritor, del cual tiene su pluma especial, gracias a una amante que tuvo un amante que tuvo una amante que fue amante de ese escritor, y por eso, por transitividad, la redactora de la carta siente que es como si ella también se hubiera acostado con él, y le escribe la carta para cerrar esa ficción, con la devolución personal de su pluma especial. El undécimo, «Instrucciones para cuidar un camaleón», nace de la pregunta de cómo saber con la piel, como hacen los camaleones; la pregunta es una metáfora de saber leer y oír lo que no está escrito y no se dice, para interpretar a tiempo las señales de una relación. El duodécimo utiliza los «Infomerciales» como último recurso de una mujer que necesita llenar un vacío por culpa de un fracaso amoroso, y lo hace con esa credulidad material. El decimotercero utiliza una loción «Ralph Lauren» como el símbolo principal de un fracaso amoroso del que se quiere huir y se termina encontrando nuevamente, pero igual, en otra persona, con el mismo olor.  El decimocuarto es la materialización simbólica de una estudiante con su profesor, mientras le da clase, que termina en la eyaculación del lapicero en la boca de la estudiante, se llama «Azul y terracota» y es un juego de lenguaje en doble sentido que mantiene la tensión hasta el final. El decimoquinto utiliza la plana («El oso de Santiago se sube al sauce») que hace una niña para señalar la recepción de la niña al estado de ánimo de su mamá, alterada por las noticias que acaba de recibir. El decimosexto es el testimonio nostálgico de otra época, la del tango de Gardel, en el que la protagonista habla de su vida para negar su parentesco biológico con Gardel, pero afirmar su parentesco tácito.

El último cuento, «Álbum familiar», fue el ganador en el 2023 del XI Premio Nacional de Cuento La Cueva. El recurso son las cámaras y las fotos, que son el principal registro de la historia de una familia separada. Las fotos y las cámaras nos ubican como lectores en una época, en un contexto geográfico y material específico, y también nos revelan la personalidad de cada uno de los integrantes, según el momento. A través de la reconstrucción de lo que está ausente en cada foto, y de lo que está fuera del foco principal, podemos ver (al igual que lo hacen los hermanos que recogen las fotos para el funeral) las causas de la separación. Es un cuento nostálgico, tierno y conmovedor. En el quinto episodio de la séptima temporada de Black Mirror se desarrolla una historia similar, se llama Eulogy y utiliza la tecnología para realizar la reconstrucción de una historia de amor que se quería olvidar, y que termina en el inesperado descubrimiento y sanación de esa herida por parte del protagonista. En «Álbum familiar» el efecto tecnológico y de ciencia ficción sobra, la voz narrativa es suficiente para viajar en el tiempo, reconstruir la realidad y cambiar la historia, a partir del registro fotográfico como detonante.   


[*] Borrero, Margarita. Rituales de apareamiento. Colombia: Tusquets Editores (2024), 222 páginas.


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