La nostalgia del futuro: sobre Las jornadas del caos, de Roberto Bolaño

*[1]

Si somos rigurosos, el pasado tampoco existe. Recordar es evocar. Hacer presente lo ausente, en la memoria. Con la información que tenemos es posible traer a la memoria lo que nunca sucedió. Imaginar escenarios posibles, hacerlos presente, sentirlos como si hubieran sucedido. Eso es recordar. Cuando soñamos, cuando imaginamos, recordamos también. Los sueños las imaginaciones y las ficciones hacen parte de la realidad, no están afuera, son la realidad. Entonces podemos recordar el futuro también. En Las jornadas del caos Belano recuerda el futuro, donde tiene más de cincuenta años, donde sabe que es increíble estar todavía vivo. Y en ese futuro recuerda a su hijo Gerónimo, que, con quince años y una voz propia, empieza una repetición: se ha perdido con un viejo conocido en Berlín, en unas tradicionales jornadas de protesta contra la policía. Belano sale a buscar a Gerónimo y recuerda que cuando él tenía quince años también realizó su primer viaje largo. Belano, entonces, recuerda su propia juventud en la juventud de un hijo que probablemente no llegue a conocer. Y ese recuerdo le produce una nostalgia: del futuro en el que ya no va a existir.


[1] Cuentos Completos (2018, Cuentos Póstumos: El secreto del mal, 1998-2003). Editorial Alfaguara. 647 páginas.


Descubre más desde Felipe Carrillo Alvear

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Comments

¿o qué pensas vos?