Otras inquisiciones (1952) En Obras completas II
597 páginas
Editorial Emecé
Tercera reimpresión en Colombia, 2008
La realidad es una forma de la literatura, o al contrario. A veces se nos olvida, pensamos que las ficciones son imaginarias y que la realidad es física, nada más; y en esa lógica olvidamos la relación entre ficción y realidad, que las desdibuja a las dos. La realidad es el resultado de nuestras ficciones colectivas, la complejidad de esa magia a veces es difícil de entender. En un ensayo titulado «Magias parciales del ‘Quijote’» Borges lo ilustra mejor. Para hacerlo, destaca primero el realismo de Cervantes, que opuso un mundo real prosaico al mundo imaginario poético al que a veces nos acostumbran los efectos literarios. Para Cervantes lo real y lo poético son una contradicción. En el mundo del Quijote lo real son los molinos de viento, lo poético son esos mismos molinos convertidos en gigantes. Lo real es la desidealización del mundo ficcional de la caballería, lo poético es estar convencido de que la ficción de la caballería pertenece al mundo real. Para Cervantes, entonces, lo mágico y lo sobrenatural no cabían dentro de su obra en el mismo plano, porque tampoco cabían en el mismo plano en su mirada de la realidad; Cervantes tenía vedado lo maravilloso. Aun así, afirma Borges, esa mirada descreída de lo poético en la realidad no eran para Cervantes un rechazo; Cervantes amaba lo poético, y amaba la caballería, pero no podía aceptarlas en una misma dimensión de la realidad: Don Quijote de la Mancha, continua Borges, es más una despedida nostálgica de esa idealización del mundo, que un antídoto. La prueba de la fascinación por lo sobrenatural en Cervantes, a pesar de que lo discrimina en su obra, es que de todos modos no pudo evitar dejar en ella un testimonio sutil de su existencia. El ejemplo que nos da Borges es que dentro de la ficción del Quijote hay personajes que juzgan la obra de Cervantes; y en la segunda parte del Quijote se incluyen también las opiniones de los lectores que ya han leído la primera parte, la inclusión de personas reales dentro de la ficción hace a su vez que la realidad sea parte de la ficción; hace que nosotros, sus lectores, podamos ser, en nuestra realidad, una ficción de Cervantes: eso es lo sobrenatural: las capas de la realidad de una ficción que se multiplica hasta abarcarlo todo; porque, al final, aunque se intente negar, la realidad, inevitablemente, es una forma de la ficción, o al contrario.

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