Una realidad más real que la realidad

En un cuento titulado «Scarpetti», de Sergio de la Pava, publicado en Puñalada trapera II, hay una exploración de lo pragmático cuando se vuelve estético: qué pasa en una comunidad que tiende al orden y a la funcionalidad material (en este caso unos juzgados) cuando uno de sus integrantes comienza a realizar una acción rutinaria y mecánica de una forma que logra trascender el pragmatismo y se vuelve particular. ¿Cómo afecta a esa comunidad?, ¿qué representa lo estético ahí?, ¿para qué sirve?, ¿es explicable?, ¿se puede sostener? El conflicto que enfrenta Scarpetti es, en principio, la fidelidad: la correspondencia estética entre la labor que se realiza y el efecto que produce. Eso es así para Scarpetti porque su mirada de la realidad no es pragmática e inmediata, no hace lo que hace en busca de cumplir con una función útil para un sistema superior, hace lo que hace porque está de acuerdo con eso, porque considera que esa es la mejor forma de hacerlo, porque para él hay una gran diferencia entre una transcripción que solo tiene en cuenta las palabras según un diccionario traductor y la vida que hay detrás de esas palabras. En consecuencia, el trabajo de Scarpetti se empieza a diferenciar, toma otro valor, las transcripciones de Scarpetti están vivas y los funcionarios (los lectores) notan que ahí hay una realidad más real que la realidad en la que creían estar. En ese momento la labor estética individual agrieta la realidad colectiva.  En el sistema capitalista en el que vivimos es el mercado el que regula el valor de lo colectivo y lo individual; con la popularidad, Scarpetti se vuelve caprichoso y su trabajo cambia hasta dejar de ser funcional a los demás. Por el análisis de costo-beneficio sobre una transcripción de Scarpetti, los funcionarios empiezan a preferir lo que es más funcional a la ficción colectiva de los juzgados en que se desempeñan. Entonces Scarpetti pierde su valor individual, y entra en la exaltada liberación del olvido. En este cuento vemos cómo la labor estética, indemostrable de forma material y objetiva, pero indiscutiblemente existente, es una oscuridad que crea y transforma a la realidad.


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