Tusquets editores
2024
247 págs
Esta es una novela sobre animales que cruzan el océano sin detenerse, que duermen y vuelan mientras se deslizan por el aire, aves que siguen planeando en circunstancias en que otros se detendrían por cansancio o resignación. Los pájaros dormidos, esas palabras y esas imágenes que en otro escenario pueden parecer un chiste son, en esta ficción, un símbolo de resistencia, después de acabar un ciclo. Las historias principales que atraviesan el relato son dos: 1. Las de Pablo y Aníbal, padre e hijo, que tratan de descubrir su nueva vida después de que Pablo pierde la pierna en el conflicto armado, por culpa de una mina explosiva; y 2. La del narrador, de cincuenta y cinco años, que enfrenta el fantasma de la edad, el deterioro y la muerte, entre la pista de atletismo de Envigado, el grupo de los Pájaros Dormidos y la crónica de la vida después de la vida a la que es invitado por Pablo y Aníbal.
La primera historia, la del conflicto armado, es la reflexión sobre una borrachera colectiva en la que las personas más vulnerables son obligadas a combatir y convertirse en víctimas con la excusa de la patria, el odio y la necesidad. La segunda historia, la de la vejez, es una carrera que avanza en el mismo sentido de los hechos del pasado, donde no se sabe si la necesidad de correr o trotear (no trotar) viene de la necesidad de épica, de las ganas de huir hacia el futuro, de retroceder, o de (frente al dolor) aprender a soñar en movimiento, en un mundo que a veces se siente paralelo al real.
También es una novela sobre la amistad: entre Pablo y Pereira, que son lanzas, y entre Pablo, Aníbal y el narrador, que comparten sin saberlo un conflicto similar. Sobre la paternidad. Y sobre la ilusión del amor, que Pablo encarna en una mujer llamada Estefanía, tras la que él corre en la selva y que cree perseguir también en la ciudad.
La pregunta que une todas esas tramas que podrían estar separadas es cómo sigue la vida después de que la vida parece pasar. Es la pregunta que en la guerra se llama posconflicto, y que en la novela, entre otras imágenes, se funde en una escena en la que el narrador ve las placas del estadio de Envigado, consagradas a algunos herederos de Pablo Escobar, y piensa que deberían ser remplazadas por un mural de los Pájaros Dormidos, ese grupo de adultos mayores que ha habitado la pista de ese lugar por décadas, corriendo para resistir y soñar.
La forma de la novela tiene unidad a través del narrador que hace una crónica o reportaje de la vida de Pablo y Aníbal, mientras atraviesa su propia vida, como sin querer, durante el relato. Tiene un lenguaje que se sostiene entre el recuerdo con frecuencia doloroso y el anhelo de un futuro en el que se puede regresar al pasado sin dejar de estar presente, sin dejar de vivir. Dentro de la reflexión se incluye la explicación y el recuento histórico. Es un lenguaje sencillo, que pertenece más al alma que a la magia, y que se preocupa por hacerse entender sin dificultad, mientras superpone capas de diferentes conflictos igual de significativos donde pareciera existir solo uno que se lleva toda la atención; aunque tal vez, justo ese, sea menos revelador que los demás.
En una frase sencilla: Y si acaso yo muero en la guerra es una novela de esta época, que reflexiona sobre la memoria y la vejez.
¿o qué pensas vos?