Poética, Aristóteles

Alianza Editorial

2004

121 p.

La Poética es una reflexión estética a través de un análisis con énfasis en la tragedia. Intenta responder a la pregunta de cómo debe estar compuesta una obra dramática para mantener continuamente el interés del espectador. Para hacerlo realiza una sistematización que identifica y establece las normas generales que la determinan. Es el primer documento conocido en tratar científicamente cuestiones literarias. Está clasificado como un cuaderno de notas para la enseñanza, y no como un texto destinado a ser publicado. Aristóteles define la narración como una imitación de acciones, el tipo de acciones que imita y su finalidad en el espectador es lo que categoriza eventualmente el tipo de obra dramática. La tragedia, por ejemplo, es definida como una imitación de una acción de carácter elevado y completa, dotada de cierta extensión, en un lenguaje sazonado (ritmo, armonía y canto), en el que tiene por lugar la acción y no el relato y que por medio de la compasión y el miedo logra la catarsis de tales padecimientos.

Me interesa su relectura porque me importa la pregunta de cómo intentar ser riguroso en el análisis de un texto literario. Cómo equilibrar los juicios de valor al considerar un texto. La Poética, en ese intento por regular la corrección técnica de la obra dramática, realiza dos ejercicios simultáneos: uno axiológico, en el que establece lo que es considerado como bueno o malo en el momento de intentar lograr un efecto, en determinado género, en el espectador (la extensión, la intervención del autor, la concentración del conflicto, la relación con la verdad del texto y con la verdad del mundo exterior, entre otros); y un ejercicio sistemático en el que se identifican y enuncian las partes que componen la tragedia desde su inicio hasta el final (el objeto, qué imita, tipos de acciones, partes cuantitativas y cualitativas, argumentos, carácter, reconocimiento, tipos de tragedia, formas de pensamiento y partes de la elocución).

Lo axiológico tiende a definirse por un intervalo en el que se clasifica qué es excesivo y qué es escaso (para la extensión dice que no puede ser bello un animal tan pequeño que no se pueda ver ni tan grande que no pueda ser percibido simultáneamente, por ejemplo). Lo sistemático, involuntaria y necesariamente, está atravesado también por lo que Aristóteles considera un modelo ideal. Tal vez la subjetividad es imposible, más aún en algo vivo y móvil como la literatura, pero no todas las subjetividades son iguales. Lo que me importa a mí, entonces, es el procedimiento: ¿cómo contrastar el ruido y mis prejuicios a la hora de juzgar? Porque la conversación literaria tiende a estar llena de discusiones que se relacionan más con la vanidad y el mercado que con un diálogo que pretenda excavar lo inexplorado, hasta encontrar luz.

El libro es corto y los resúmenes son fáciles de encontrar en internet.