Zona Saer, Beatriz Sarlo

Ediciones UDP: Colección Huellas

2016

Págs. 119

Pienso en la literatura atravesada por la función poética: Beatriz Sarlo afirma que, para contar (cantar, cuentiar), Juan José Saer detenía la narración: a veces se quedaba en la descripción como un elemento autónomo y principal dentro de la ficción. Y para eso se alimentaba, pero en prosa, por ejemplo, del haiku. Y casi siempre, al puntuar, lo hacía abundantemente, en un estilo completamente personal, con algo de ese trastorno que es la escansión, contando sílabas, marcándolas con comas para darle un compás. También dice Sarlo que en un momento en que los conceptos de personaje y obra están en crisis, porque se los entiende como un elemento funcional a la narración, Saer los trataba de forma a veces autónoma, pero alimentados de la realidad política argentina inmediata. De tal modo que en la medida en que sus novelas se sucedían los personajes envejecían también. O sea que iba conscientemente a contracorriente en algunos aspectos de la teoría literaria para darle valor a su definición personal de la literatura y lo real.

En el mundo de Saer, cada instante está cargado de relaciones infinitas que no podemos ver. Y por eso se detiene en la descripción, en el lenguaje, en la conversación, en los recuerdos pasados y futuros, en situaciones en donde lo principal no son las acciones sino el suceso de ver, el suceso de existir, y esa es la sustancia de su narración: la función principalmente poética, no referencial.  Saer creía en un realismo alimentado por la complejidad de la percepción. Un mundo en donde no puede aparecer ninguna ‘cosa’ que no mantenga con las demás cosas una infinidad de relaciones. Más aún, un mundo donde esta infinidad de relaciones no constituya la esencia misma de una cosa.

Sarlo señala que los personajes de Saer parecían afirmar: «no significo nada en un sentido trascendente. Soy lo que soy, hilachas de un Real que permanece, pese a todos los esfuerzos, insignificante. Y, sin embargo, estoy aquí y me vuelvo significativo, porque la repetición indica una elección: lejos del realismo, que le pide a la descripción que trabaje para el argumento». La voz de Saer, su mirada, está atravesada por esa función poética que se enfoca en crear diferentes capas de sentido, efectos estéticos, que llaman la atención sobre el modo en que se comunica el mensaje.

Zona Saer, de Beatriz Sarlo, es una colección de ensayos que señalan el proceso personal y las características principales de la voz narrativa en la obra de Juan José Saer. Es una defensa de una literatura singular, consolidada al margen de los grandes referentes inmediatos (Borges y Cortázar por ejemplo) y las tendencias literarias que a veces se cofunden con la imitación, el oportunismo y la efectividad. Pero también es el resultado de una vida en la que Sarlo señala cómo Saer resistió, mediante la literatura, a una mirada simplificada y pragmática de la realidad, en la que se defendió una mirada política y estética del mundo, en la que se protegió la belleza y la atención al leer, o sea al pensar y sentir el mundo que a veces ignoramos al vivir.  


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