Editorial Penguin Random House
Primera edición 2022
Págs. 2018
Esta es una historia familiar atravesada por una violencia principalmente machista. Desde el asesinato de la bisabuela al asesinato del tío la narradora desentierra las raíces de una parte de su árbol genealógico. La familia principal es la de los Molina, habitantes de Bello, antes Hatoviejo. La trama es una investigación detallada y muy bien contada a partir de preguntas a diferentes familiares o personas cercanas a la familia, que van revelando por escenas cómo llegó la abuela a no derramar ni una sola lágrima ante el asesinato (apuñalado) de su hijo homosexual. No solo la violencia y el machismo franquean el relato: también la belleza, la riqueza, la soledad, las apariencias, la adicción, la enfermedad, la pobreza y tal vez la soberbia de unas personas que quieren imponer su voluntad sobre otras, hasta terminar apiladas bajo tierra en el mismo lugar.
Aunque sea ficción el estilo es de crónica periodística. Una investigación repleta de detalles y todo tipo de escenas, desde las cotidianas familiares, las tristes, las alegres, las escandalosas y las descarnadamente violentas. Y también, dentro de toda esa trama encabalgada de anécdotas intensas, hay momentos de poesía para describir el mundo y sus decisiones. A través de animales voladores, por ejemplo: la vanidad del pavorreal, la forma de morir del cóndor, el querer morir dejándose caer para convertirse en pájaro, la cucaracha voladora que matan sin piedad por considerar inferior. A través de frases emotivas y significativas: «un abrazo tan hondo que mamá aún debe cargar con él a donde quiera que vaya», «como si el silencio que está recordando se le hubiera metido en la boca», «Enrique está a punto de salirse por su propia boca». Y a través de imágenes potentes: la del tío asesinado en medio de su sangre seca, reflejado en el espejo del techo, como una cucaracha aplastada contra la pared; y la de la leche rosada (con sangre) con la que una mujer amamanta y casi ahoga a un bebé, una leche que no logra caer a su estómago vacío, esa leche sangre que no cura el hambre. Y entre todo eso, también, la reflexión del personaje que dice que a los ratones (como él) no los matan porque no son presa fácil como los pájaros que se exhiben, con la que se apunta a alguna forma de la vanidad.
Ahora pienso en el título y su significado. En Las vanidades del mundo, y siento que no lo logro agarrar bien. Porque aunque la vanidad está en el epígrafe del Eclesiastés [Vanidad de vanidades…] y en el mensaje de la lápida del cierre: Aquí terminan las vanidades del mundo, y en los pavorreales y en los personajes y en la soberbia; aunque la vanidad esté ahí, sigo sin entender la violencia que rodea esa vanidad, y que es la protagonista de la historia, la violencia escandalosa y directa y la violencia sutil que se repite de generación en generación; con la que al final de la novela se pretende terminar mediante algo que puede ser un exorcismo o una oración.
¿o qué pensas vos?