Himpar editores 2022
Primera edición Chile (Kindberg 2020)
117 p.
La mayoría de los cuentos de Una música futura se desarrollan dentro de una expectativa de normalidad en el que las relaciones familiares y la paternidad o maternidad son pesos sobre los que hay que tomar una decisión. Dentro de cada cuento, sin embargo, hay un evento perturbador que no entra a romper sino a hacer parte de esa normalidad, enturbiando lentamente el ambiente, transformado a los relatos y a los personajes. La voz narrativa (que me hace pensar constantemente en la literatura norteamericana) es similar en la mayoría de los cuentos, es una construcción lenta y larga de tramas sutiles que esconden una gran complejidad, y algo oscuro siempre algo oscuro, que surge mansamente a la luz. Los escenarios en los que se desarrollan los relatos, por la implicación tecnológica o la rareza, están en la frontera de la ciencia ficción y la cotidianidad contemporánea.
En «Cuidado» una mujer secretamente embarazada, que trabaja en una posada de retiro para nomofóbicos (adictos a internet), intenta mantener a esos animales enjaulados que son sus pacientes junto a su propio animal enjaulado que son sus propios deseos tal vez de huir, de comer hombres o comida o de romper esa tranquilidad. La posada de retiro actual fue antes la casa de sus padres. El papel de ella en esa posada además de dar cuidado es el de desconectar a los recién llegados, y de mantenerlos así. Al final, ella tampoco escapa, el animal enjaulado se le escapa por la boca y el cuidado termina, tal vez, en lo contrario de lo que debería ser.
Los protagonistas del segundo relato son conocidos como «Los tíos» por los hijos de sus amigos, quienes les preguntan inocentemente: ¿y tú de quién eres padre? Esta pareja de protagonistas ha intentado tener hijos de diferentes formas, aplicaciones, por ejemplo, y sobre ellos pesa a la vez esa sensación de sentirse exiliados y excluidos de la vida normal de su entorno, pero esa incomodidad no evita que se pregunten si de verdad quieren ser un nosotros de tres y no de dos, si de verdad quieren seguir intentándolo si de verdad están bien o mal como están.
En «Panda» los problemas de salud mental se disfrazan de distancia respetuosa y bienestar material. La protagonista es una profesora chilena que se ha ido a Estados Unidos para huir de sus padres entusiasmada por el sueño americano, pero en cambio encuentra ansiedad y desolación (y se lo oculta a sus padres), en cambio se encuentra con tiroteos ejecutados por adolescentes en los que parecía que todo en sus vidas andaba bien, en cambio se encuentra con necesidades económicas, en cambio se encuentra con que ese aparente bienestar no existe en realidad. Por eso mira videos de pandas en su celular, porque le da tranquilidad, porque los pandas son animales lindos y tiernos (a pesar del letrero que a veces puede observar y que advierte que no hay que intentar abrazarlos porque los pandas, esos animales de peluche, tienen dientes y garras de animal salvaje que en caso de sentirse amenazados no van a dudar en usar).
En «Una música futura» el tema es el de los niños inmigrantes que meten en jaulas, en la frontera entre México y Estados Unidos. En «Vueltas» la narradora cuida a su mejor amigo, es casi la única que lo hace, un mejor amigo que tiene desde la infancia y con el que nunca ha habido (ni siente ninguno la necesidad de que haya) más que una honda amistad. El drama del amigo también es por culpa de una paternidad junto a sus esposa, de unos bebés que deberían ser trillizos pero que resultaron en dos resultaron en uno solo, que ahora lucha, durante más de un año, por sobrevivir en un hospital.
En «Tiempo compartido» una adolescente empieza a descubrir accidentalmente cosas sobre su sexualidad, junto a la familia de su mejor amiga, una familia tradicional que la hace sentir como una extraterrestre, pero ella apenas está empezando a descubrir por qué. En «Todo incluido» se organizan unos cruceros aleatorios pero obligatorios para la sociedad, en el que los tripulantes no saben si el viaje en el que se embarcan será solo de ida; la narradora, tripulante por primera vez de uno de estos cruceros se aferra a un libro o a tres, o a todos (porque la saga que elige es como Las mil y una noches, que contiene incontables historias dentro de una sola), y durante todo el trayecto en el que observa su vida y la de los demás sostiene la lectura y los libros como un salvavidas, o al menos un flotador.
La edición de Himpar es hermosísima, de altísima calidad. Qué belleza estos libros. Por el cuidado en los textos, la calidad del papel, la ilustración de la portada y las primeras páginas (por Sandra Restrepo), la contratapa (Alejandro Zambra e Himpar), y por el mensaje en la última página que celebra la decisión de Corte Constitucional de despenalizar el aborto, que tiene todo que ver con estos cuentos.
¿o qué pensas vos?