Batman, chicas y Michel Houellebecq, Beatriz Dávila Reyes

Batman, chicas y Michel Houellebecq, Beatriz Dávila Reyes: Cuento incluido en la Revista El Malpensante, julio 2022, #242, p.28

Me interesa el personaje que protagoniza este cuento porque su fracaso o renuncia señala la normalidad que la sociedad espera de él, y porque me produce curiosidad pensar en qué cree alguien que afectivamente no quiere creer en nada más allá de lo inmediato y lo superficial, alguien que no quiere construir nada con su vida, como le reprochan sus padres. Me interesa ese personaje porque esa forma de actuar revela unas expectativas sociales tan absurdas como la renuncia a las que el personaje se somete sin saber.

Las expectativas y los mecanismos que mueven las dinámicas sociales tienden a estar sobre cada uno de nosotros como preceptos de una religión que practicamos sin saber. Es imposible escapar a ellos, se puede desistir de unos pero, entonces, inevitablemente hay que insertarse en otros, la vida necesita una narrativa tanto como la respiración, no se puede renunciar a eso.

Joseph, el protagonista de este cuento, es un hombre blanco y gordo que a sus 45 años se ve obligado a volver a la casa de sus padres por culpa de un divorcio, y con eso también se interrumpe su tranquilidad y las expectativas tradicionales de formar una familia y envejecer. La hermana menor de Joseph es sicóloga y le recomienda tener un diario para que procese lo que le está pasando; por eso nos enteramos de lo que le sucede, esa es la estructura del cuento. Joseph inicia ese diario con muy poca disposición de hacerlo porque no cree en esas cosas de desahogarse con un cuaderno que tiene una imagen de Batman en la portada, pero sobre todo (aunque no lo dice así) no cree en la profundización afectiva, en elaborar y ahondar en sus emociones y sus expectativas personales, no cree en su propia ansiedad y su depresión aunque nos describa sus síntomas, por ejemplo, no cree, no le interesa, ese trayecto. Tal vez es por eso por lo que a Joseph le cuesta tanto reinsertarse a un mundo en el que su entorno se toma demasiado en serio su papel en la sociedad, en el que la gente siempre está queriéndose salir de su zona de confort, vivir más intensamente. A Joseph le parece inteligente vivir en la zona de confort, no le interesa ser un héroe, no entiende qué es lo que quiere el mundo de él.

El cuento se llama «Batman, chicas y Michel Houellebecq». A Houellebecq no lo he leído pero sé que es un escritor famoso, en parte, por ser políticamente incorrecto y por controversias en las que es acusado de ser misógino, racista, xenófobo y por describir algo que se llama la miseria afectiva y sexual del hombre occidental de fines del siglo XX y comienzos del XXI. En este cuento de Beatriz Dávila la última entrada del diario dice al final: «Es posible que Houellebecq tenga razón. Quizás en el mundo contemporáneo los tipos como yo estamos condenados para siempre a la soledad y a la masturbación».

El cuento me gusta muchísimo por la construcción: la estructura de diario y la elaboración del personaje principal, que es muy verosímil. Me gusta por todo lo que dice ese personaje de la sociedad y de nosotros mismos sin decirlo, con tan pocas palabras, escenas e imágenes. Me gusta sentir ese rechazo pero también esa identificación. Me gusta la potencia de este cuento, su efecto, que se queda ahí, que se convierte en otra cosa que me dan ganas de averiguar y saber mucho más de lo que dice.


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