Editorial Tusquets
Cuentos completos I
2020 (Primera edición 2018)
Los prisioneros, el primer libro de cuentos de Fonseca, publicado originalmente en 1963, es un libro raro. Sus cuentos están unidos por el escenario absurdo en el que se desarrollan y por la crítica social que hay en el planteamiento y la resolución de cada situación. El estilo se caracteriza por el humor y a veces por el relato inocente de lo macabro. En «Doscientos veinticinco gramos», por ejemplo, tres hombres desconocidos esperan por la autopsia de una amante con la que tuvieron intimidad física pero poca intimidad emocional. Uno de ellos es impulsado por el médico, que tiene una personalidad un poco excéntrica, a entrar al procedimiento para que sirva como testigo. El relato de la autopsia se parece al relato del homicidio, paso a paso, pero el testigo se queda hasta al final, para sorpresa del médico; mientras tanto el testigo disimula, hasta que sale del lugar, su propia descomposición. No es un mal cuento, el relato de lo macabro y la situación absurda atrapan de principio a fin, pero el fondo o el sentido queda demasiado abierto al final, me deja con la sensación de algo que no funciona en el cuento o en mí como lector.
Algo similar me sucede en otros de estos relatos. En el primero, por ejemplo, que se llama «Febrero o marzo», un fisicoculturista es llamado por una condesa real, desde la ventana, para que tenga sexo con ella. Él lo hace, y ella le advierte que ahora el conde le va a hacer una propuesta económica para ponerlo contra ella. Cuando el conde lo hace el fisicoculturista rechaza la propuesta sin querer escuchar más, porque no es el dinero lo que le importa, para eso prefiere vender sangre, con eso le sobra para sobrevivir. Dentro de este grupo también está el que le da título al libro, «Los prisioneros», en el que una siquiatra y un médico general aplican sus fórmulas para intentar diagnosticar el problema de un paciente con una afección desconocida, que se escapa de sus técnicas. En el proceso, que no soluciona nada, le aplican varios procedimientos agresivos, inútiles y por lo tanto innecesarios. Estos personajes resultan siendo prisioneros de sí mismos, supongo, entonces están solos.
También en «Henri» lo central es lo absurdo y lo macabro. Dentro del cuento, un asesino relata su proceso de selección y ataque de una víctima, a la que mata tal vez por la sensación que le da, porque lo hace sentir un dios.
El más largo es «El enemigo», en este relato el personaje principal busca a cuatro compañeros del colegio para confirmar sus recuerdos, después de varios años, pero ninguno de ellos le corrobora lo que les dice, y el personaje se queda solo, al final, con su imaginación. ¿Cuál es el enemigo aquí? El pasado y la razón, tal vez.
Otros textos, en cambio, tienen una crítica social mucho más evidente. En «El conformista incorregible. La sociedad mentalmente sana del gran Fromm», un grupo de especialistas anticonformistas buscan corregir a un conformista al que diagnostican y encierran contra su voluntad en un instituto psiquiátrico. El conformista se caracteriza por sus impulsos a adaptarse a cualquier situación. Para corregirlo los especialistas, que en teoría rechazan la uniformidad y la moda en beneficio de la individualidad, terminan gritando y diagnosticando a coro al paciente mientras cantan los lemas que los rigen a todos como si ellos mismos fueran una unidad. Algo similar sucede en «Teoría del consumo conspicuo», en el que se encierra una crítica al consumo innecesario que hace que la gente ni siquiera se acepte como es porque siempre tiene la necesidad de darse valor comprando algo más, en este caso una nueva nariz. En «Curriculum vitae» hay una crítica a la necesidad de hacer solo cosas útiles para hacer dinero, para resumirlas en una hoja de vida y trabajar más. En «Naturaleza-podrida o Franz Potocki y el mundo» se critica una relación entre la naturaleza humana y la creación estética que está mediada solapadamente por el mercado y la moda, pero se vende como si fuera algo más. En «El agente» un censor al que solo le importan las encuestas y las estadísticas se encuentra con un suicida que lo trata de convencer de la inutilidad de recopilar sus datos ahí, siendo que dentro de poco van a desaparecer.
El que más me gustó fue «Gacela». En el cuento, un par de enamorados adolescentes se escapan para vivir del amor hasta que el enamoramiento se les acaba de las misma forma efímera en que les llegó. Al narrador, sin embargo, que se creía inmune a esa sensación casi supersticiosa que es el amor, la mujer que cree abandonar se le mete en los recuerdos, por los laditos, hasta hacerse inolvidable para él, aunque nunca la vuelva a ver.
¿o qué pensas vos?