Editorial EAFIT
Segunda reimpresión: febrero 2020
147p.
La piel del conejo es suave y cálida, el conejo es un animal de apariencia tierna. Su piel se puede usar para rellenar muñecos de peluche o almohadas, por ejemplo. El narrador de estos relatos (en el cuento que da título al libro) la utiliza para su diversión personal, y para llamar la atención. Pero el (o los) narrador(es) de estos cuentos, también es (son) con frecuencia la piel del conejo; y el evento que narran es el despellejamiento que sucede entre entre el paso de la inocencia de la infancia a la descarnada adolescencia y adultez.
Dicho así puede sonar salvaje, pero la voz narrativa que desarrolla las historias es sencilla y directa, y está llena de un humor inocente e impredecible que hace que esa transición sea delicada, en la mayoría de los relatos. Aunque sean cuentos independientes, en la medida en que avanzamos entre cuentos el conflicto (el evento violento) toma más fuerza y se apodera de una mayor parte de la atmósfera y del espacio de la narración. Orinar una mata, hacer trampa en una competencia, los primeros chispazos del despertar sexual e inclusive el asesinato de una mascota por culpa de un accidente se convierten en tramas más pesadas cuando el narrador deja de ser solo la piel del conejo y se convierte también en el cazador. Piel de conejo, Un beso de Tyson y De vuelta al matadero son los cuentos más hondos y graves del libro, aunque a veces no lo parezcan, porque todo lo que sucede se cuenta como parte de la cultura y la atmósfera de esa sociedad, la normalidad.
En Las barbas de Joseíto la voz narrativa se distiende y a veces siento como si estuviese leyendo una novela. Aunque tenga conflictos y dificultades me parece raro que lo protagoniza una atmósfera feliz. Esa sensación, más intensa en este relato, es lo que más me llama la atención al finalizar el libro. Me sorprende que dentro de todo (y ese dentro de todo es la violencia de algunos de los eventos que narra; y la violencia de la ciudad que sucede en las márgenes del relato) es feliz. Es una voz inocente y con mucho humor que parece estar disfrutando de la vida (dentro de todo) y eso me parece poco común. Estoy acostumbrado a una literatura que se concentra y que profundiza en los eventos dolorosos, y también a una vida real que multiplica esos eventos incansablemente.
¿o qué pensas vos?