El amor en los tiempos del cólera, Gabriel García Márquez

Editorial: Penguin Random House

Págs: 399

Ya estaba en la mitad de la relectura cuando me regalaron una edición especial, ilustrada, en pasta dura, muy bonita y cómoda, con olor a hojas y sensación de hojarasca. Esta edición fue publicada en marzo del 2019, pero García Márquez publicó la primera en 1985. La editorial es Penguin Random House, la ilustradora es Luisa Rivera y el libro tiene 399 páginas. Tiene una dedicatoria, «a Mercedes por supuesto» y un epígrafe de vallenato, de Leandro Díaz, «En adelanto van estos lugares: ya tienen su diosa coronada». Esas dos introducciones dan a entender que es una historia de amor a alguien, pero la novela, en cambio, dice otra cosa, y se parece más al título, al amor como una enfermedad sin cura.

El libro no tiene capítulos ni separadores pero está dividido en seis partes que se marcan con un espacio e inicio en una nueva hoja y en mayúscula, como si fuese un cierre de telón. La historia principal es la del enamoramiento, desde la adolescencia hasta la vejez, de Florentino Ariza por Fermina Daza. Sucede desde las últimas décadas del siglo XIX hasta las primeras del XX en un pueblo de la costa colombiana. Durante ese enamoramiento que no se materializa, hasta el final, se desarrolla toda la historia, que se divide en dos situaciones principales: la vida de Fermina Daza con Juvenal Urbino, y la vida de Florentino Daza con 622 mujeres mientras espera una nueva oportunidad con Fermina Daza. La primera parte inicia con los últimos momentos de Juvenal Urbino con Fermina, la muerte de Juvenal al caerse intentando atrapar un loro que está en un árbol de su casa, a los 71 años, y la historia del amigo de ajedrez de Juvenal (Jeremiah de Saint-Amour), fotógrafo conocido que se suicida porque no quiere envejecer. En la segunda parte se introduce el enamoramiento adolescente de Florentino por Fermina. En la tercera la vida de casados de Juvenal Urbino con Fermina, con Juvenal como protagonista. En la cuarta la vida de Florentino Ariza sin Fermina. En la quinta la vida de ellos tres, mientras tanto, en el pueblo. En la sexta parte el reencuentro de Florentino con Fermina, y sus años finales.

La historia conocida y contada por García Márquez es que el libro parte de la investigación sobre la relación de sus padres, a los cuales entrevistó por separado, y que el tema de la obra es el amor de verdad. La historia que yo leí, en cambio, es la de una noción del amor (del narrador) como una enfermedad del cuerpo que se establece por una suma de encuentros amorosos, en el que cada uno cuenta, y que termina por formar algo indefinible a lo que se le llama amor.

Aunque la historia de Fermina, Juvenal y Florentino pretenden enmarcar la obra, son las intrahistorias las que le dan más peso a las principales. La forma en que cada personaje (sobre todo los secundarios) experimenta el placer carnal, el placer del alma, y la adaptación y enfrentamiento de las convenciones sociales acerca de la vida sexual son lo que termina por realizar un cuadro significativo que tiene como tema al amor, entendido como una experiencia del cuerpo que con frecuencia no se distingue de una enfermedad.  

El estilo de García Márquez en esta obra es un vallenato épico, un poema largo que narra historias personales y del pueblo, un texto musical, extrovertido, lleno de humor, imágenes históricas, frases ingeniosas y sentenciosas y muchas escenas constantes y sucesivas que van desde lo cotidiano a lo extraordinario, hasta fijar un atmósfera verosímil e irreal, que reemplaza por instantes la sensación de realidad (no mágica) que tenemos. 

Entre las muchas nociones del amor y la vida que expresan sus personajes resalto la de las viudas felices. Mujeres que a finales del siglo XIX se descubren dueñas de sí mismas y de sus cuerpos y sus deseos y deciden ejercerlos libremente y en contra de todos o nadie. Pero también me parecieron completamente desagradables las descripciones de la relación entre Florentino y América Vicuña, llenas de metáforas que rayan o son pedofílicas y que pretendían (quizá) expresar esa enfermedad del amor como algo que no tiene fronteras y que si las encuentra las rompe, pero que visto bajo esa perspectiva resultan repugnantes.

Los momentos estéticos que más me impactaron fueron las descripciones eróticas de los primeros encuentros sexuales de Fermina con Juvenal. El juego de lenguaje y significado que se alarga y se contrae  y que imita a la realidad, y de esa forma logra recrear una sensación estética durante varias páginas. Pero también en las partes finales me parece que la historia se distiende, que pierde intensidad y deja de ser una reiteración o acumulación para convertirse en una repetición tediosa.

A veces pienso que esta es la obra que más me gusta de García Márquez, a veces en cambio pienso que son algunos de sus cuentos, a veces, entonces, voy y lo releo, y vuelvo a sentir que todavía no lo he leído pero que algún día quizá voy a ser capaz de hacerlo.


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