Libro: Cuentos completos
Editorial: Alfaguara
Tercera reimpresión febrero 2020
Tercer cuento publicado por Marvel Moreno, en el año 1976, en la revista Caravelle.
La sala del niño Jesús, un lugar al que la gente pobre lleva los niños que ya no puede cuidar a agonizar y morir, es una imagen dolorosa del mundo, y es el personaje principal de este cuento. La sala es una habitación de un hospital que es atendido por monjas sacrificadas, que llegan primero con la esperanza de ayudar y salvar a los niños que otras personas traen, pero que luego van aprendiendo la abnegación y el desapego hasta de sus propias emociones o pensamientos, con tal de resistir ante una situación que de todos modos no van a cambiar, pero ante la cual tampoco se pueden rendir, porque es todo lo que tienen y todo lo que son. Al final su labor se reduce a ayudar (aún sin recursos para ayudarlos) a esos niños a morir mejor. Su labor será, recuerda el narrador al final, como la de un tronco sembrado en la playa, resistiendo impávido contra las olas que no paran de golpear.
Ese es para mí el tema de este cuento: la abnegación frente a un dolor (o injusticia) sin fondo.
La estructura del cuento gira alrededor de un acto inocente de una novicia que se roba un sostén mientras la monja protagonista (Elisa) esconde esa falta menor ante la superiora, que la quiere castigar. Pero Elisa también esconde las faltas de otra monja mayor (Julia) que es descuidada con las labores que le encargan. También lo hace así con las madres que llevan a esos niños al hospital a morir, también actúa así con el mundo general. Elisa no juzga a los demás, ella solo resiste e intenta comprender, esa es su abnegación, porque en el fondo siente que nada va a cambiar y que nada hay por hacer; es una sensación aprendida a lo largo de los años y la repetición (un «cansancio de siglos de miseria»). ¿Para qué agregar un dolor a otro, si «ninguna iba a cambiar, si ninguna se atrevía a dar el salto»? Lo que queda es solo «resistir, resistir, resistir al precio que fuera», como hacen los demás.
El narrador está en tercera persona. Desarrolla su relato dentro de esa estructura de eventos que esconden algo significativo en un hecho inicialmente insustancial. Los personajes principales son la Sala del niño Jesús, que establece una imagen del universo, y Elisa, que establece la mirada y las acciones dentro de ese universo.
En lo personal el cuento me toca en lo desgarrador. Esa imagen del mundo como un lugar de sufrimiento que algunos soportan con un sacrificio absurdo es una imagen real que no para de repetirse, porque, como afirma el narrador: «la humanidad se le antojaba un inmenso animal que evoluciona en el dolor».
¿o qué pensas vos?