Editorial: Alfaguara
Primera edición septiembre de 2008
218p.
Esta novela intenta captar el perfil de un fantasma. En las series de televisión que buscan retratar espantos se utilizan varias cámaras, ocultas en el lugar de las apariciones, y luego se deja rodar la película. El espectro de esta película es una modelo. Las cámaras ocultas para fotografiar su mirada verdadera son una serie de indicios acerca de su vida y los relatos que hacen de ella algunas personas de su círculo cercano. Los lugares de las apariciones son, principalmente, un barrio rico y otro pobre, un estudio de grabación, algunos cafés, algunos hoteles.
¿Qué logran ver esas cámaras? Igual que con los fantasmas de la televisión, casi nada. Apenas un perfil de una mujer muy atractiva, que creció en un barrió pobre y que se hizo modelo para huir de esos lugares y en cambio poder habitar un cielo que para ella era un barrio de gente rica y engreída, donde el aire siempre era dulce, como el olor de las galletas. En esa necesidad de huir y esa vida de vértigo se parecen algunas modelos con algunos sicarios. Esta modelo también va a elegir una víctima. Ese es el segundo tema de la historia, la pregunta acerca de los personajes que habitan esa atmósfera, en qué piensan, como actúan, qué los mueve.
Quién sabe, tal vez el cielo tampoco es como lo pintan.
La estrategia narrativa es sencilla. Son doce capítulos gruesos y titulados que desarrollan en sus subcapítulos los eventos que sucedieron alrededor del lunes que está en el título principal. El estilo es fluido, es un relato en primera persona de un narrador que no es el protagonista de lo que narra. Para hacerlo utiliza de foco el evento de ese lunes, y alrededor de él construye un historia mediante analepsis que se encabalgan.
En lo más personal pienso que no todas las historias son para todos los lectores. A pesar de que sea entretenida y bien escrita esta novela no me engancha. Me cuesta sentir curiosidad por el conflicto que desarrolla, me cuesta ignorar lo que me fastidia de los personajes, me cuesta sentir la profundidad de una imagen que tal vez no puede ser más honda de lo que es, porque es un cielo de valla publicitaria.
¿o qué pensas vos?