Libro: Juan Rulfo Obra Reunida
Editorial: Eterna Cadencia
Reimpresión, 2017
334 páginas
El llano en llamas fue publicado por primera vez en 1953. Este es el tercer cuento de ese libro.
Durante todo el relato este narrador habla de una pobreza que aumenta como y con la creciente del río. La palabra pobreza está en el título. Ese es el tema del relato. ¿Cómo hace Rulfo para que un mecanismo tan simple y transparente sea un cuento de gran recordación e impacto? Porque este cuento puede parecer una pepita de oro crudo, pero es en cambio una joya pulida y elaborada. Yo creo que este texto se sostiene más en la habilidad del autor que en el artefacto literario. Se sostiene en la artesanía, en el cuidado por el detalle y la precisión, en el impacto profundo de la poesía (lenguaje, imagen, sensaciones, sonido) y sobre todo en el desarrollo de un conflicto auténtico. Esto puede sonar vago, pero se puede señalar para que se vea claro: El cuento empieza con una frase «Aquí todo va de mal en peor», y eso es lo que desarrolla el resto del texto, el narrador cuenta cómo han ido perdiendo de manera rápida pero escalada primero a la tía, luego la cosecha, luego el árbol de tamarindo, luego la vaca y por lo tanto a la hija, de la misma forma que esa familia perdió ya a las hermanas de esa hija. La pobreza es grande desde el inicio y crece cada vez más con la creciente del río, al final del relato la niña llora con «chorretes de agua sucia como si el río se hubiera metido dentro de ella». La fusión de esas dos imágenes (de la creciente pobreza y el río) tal vez es obvia, pero no es explícita, se contiene y aumenta gradualmente gracias al cuidado y la gradualidad con la que el narrador va soltando la información, y por la forma en que la va diciendo. Llegando al final del relato, por ejemplo, suelta esta frase: «Con la vaca era distinto, pues no hubiera faltado quien se hiciera el ánimo de casarse con ella, solo por llevarse a aquella vaca tan bonita» ¿no está en esa frase contenida la historia completa? Lo que ese narrador está diciendo es que su familia es tan pobre que la vida de la vaca es muchísimo más valiosa para alguien externo que la vida de su propia hermana por sí misma, que ahora la hermana va a tener que vender su carne, como si ella fuera algo menos que la vaca. Esa es la poesía comprimida de este cuento: esa fusión de imágenes en un lenguaje completamente sencillo que cuando uno las abre se da cuenta que lo contiene todo adentro.
El texto es muy corto en extensión, pero ese ejercicio de abrir una frase para encontrarse todo el conflicto y la poesía brotándole adentro se puede hacer con la mayoría de sus frases. Se puede señalar por ejemplo cómo se describe la creciente (que es la pobreza que viene a llevárselos) desde diferentes sentidos, desde el sonido que viene de lejos y sin parar se acerca, desde el olor a quemazón y agua revuelta, desde la imagen oscura y espesa del agua que ya pasa por encima del puente, desde el sabor a podrido que viene del agua.
Ahí está la potencia de ese cuento, en su poesía contenida y su artesanía de la precisión y el detalle.
Vale agregar también que el título parece una justificación: «Es que somos muy pobres». Y que durante todo el relato se está hablando también de la tristeza de esa familia, sobre todo del padre, porque hasta sus valores conservadores y religiosos van a terminar siendo sacrificados por culpa de su pobreza: «los dos pechitos de ella se mueven de arriba abajo, sin parar, como si de repente comenzaran a hincharse para empezar a trabajar por su perdición».
La habilidad del autor, entonces, es lo que sostiene el impacto y la profundidad de este cuento. Es la historia de una familia que tiene miedo de perder a su hija porque la creciente se ha llevado a su vaca. Pero si lo miramos con atención esa vaca es la carne de la hija, y esa creciente es la pobreza. Hay una poesía devastadora en la forma en que se desarrollan esas imágenes en una escena.
¿o qué pensas vos?