Libro: El simple arte de matar
Páginas: 337
En este ensayo, publicado en 1950, Raymond Chandler enuncia la evolución del género de detectives hasta el género negro o de crímenes. Su característica principal está en que el de detectives es un artificio lógico que no pretende expresar la realidad del mundo criminal, y el otro en cambio sí lo intenta.
Para hacerlo Chandler comienza por afirmar que cualquier ficción ha intentado ser realista. Inclusive la que ahora nos parece ridícula, distante o artificiosa, intentó expresar una realidad específica también. De ahí parte a que la novela de misterio está obligada a presentar algún distanciamiento sobre el asesinato porque de no ser así nadie que no fuera un sicópata la querría leer. La literatura de detectives ha tenido, entonces, que crear un público, y a su paso, también ha creado una fórmula que cualquier persona que la practique varias veces puede replicar. Sin embargo, entre toda esa masa de artificio a veces efectivo pero uniforme que es la literatura de detectives, de vez en cuando hay un texto que se diferencia de los demás ¿por qué? Porque son muy pocas las obras que además de dominar el artificio reúnen las demás cualidades de una literatura de calidad como la atmósfera, el ritmo, la vitalidad de los personajes y los diálogos efectivos.
Ahora, ¿Qué pasa con esas novelas que reúnen todas esas cualidades desde la literatura de detectives, para que no sean tan significativas y memorables como otras obras de la literatura universal? Que siempre están obligadas a presentar el artificio del género como un problema de lógica y deducción, y de esta forma, los autores, sin saberlo, se alejan de la realidad, de la forma compleja, azarosa y oscura con la que actúan los personajes y las instituciones en la vida real. Desde esa perspectiva, aunque sea un poco mejor o un poco peor, en el fondo, el relato de detectives es siempre el mismo. Según Chandler, los principales problemas del género de detectives clásico son dos 1. No enfrentan verdaderos problemas 2. Son muy poco conscientes de lo que en realidad pasa en el mundo. Ahora, si un escritor de este género intenta describir los funcionamientos reales de las situaciones criminales, está obligado a presentar su atmósfera y su sabor también. Y esto no puede hacerlo la literatura de detectives sin dejar de ser lo que es.
Como exponente de una evolución del género Chandler menciona a Dashiell Hammett, que hacía lo mismo que otro grupo de personas como él. Hammett llevó algunas premisas de la literatura de detectives al mundo real «sacó el crimen del jarrón veneciano y lo depositó en el callejón». Esto quiere decir que desde el estilo, la atmósfera, y la forma de actuar de los personajes, las situaciones criminales dejaron de ser un artificio lógico para convertirse en una expresión del mundo real. Con toda la desagradable violencia y corrupción que hay ahí. Para Chandler, Hammett demostró que se puede escribir literatura de detectives significativa, aunque para otros, Hammett no escribió literatura de detectives, sino crónicas de la vida dura en las malas calles.
Para Chandler, este tipo de novelas ya no se enfoca en el misterio formal, sino en un esclarecimiento gradual de los personajes, que es «de lo único que tiene derecho a tratar el relato policial». Para rematar, Chandler afirma que lo anterior no le basta a él, que lo que caracteriza a este tipo de género es que aún en la complejidad y oscuridad de la vida real, dentro de esas calles, tiene que andar un hombre que no sea malo, este es el héroe, y es él quien empuja la trama de suspenso hasta el final. Que no sea malo no significa que sea bueno, significa que tiene algún sentido de ética o consciencia que es lo que lo hace chocar con ese mundo real. Y de él, esto lo supongo yo, es de quien se agarra el lector hasta el final.
Desde este ensayo hasta hoy la literatura de crímenes ha cambiado muchísimo más. En la actualidad el héroe tampoco es necesario, y con frecuencia no es verosímil. La literatura de crímenes, para ser honesta, tiene que expresar un mundo real, que se caracteriza más por sus territorios anómicos* que por la complejidad y oscuridad de la ley. En la actualidad ese héroe, esa persona que no es mala, ya no sobrevive a las primeras páginas, para ser capaz de contar después el relato y aparecer en él.
* Sin existencia de normas o con un desorden e ineficacia mayoritaria de las normas existentes.
¿o qué pensas vos?