Yo no maté al perrito. Y otros cuentos de enemigos.
David Bentacourt
Ediciones Escritura Creativa, 2014 (segunda edición)
98 páginas
Siete de los diez cuentos que conforman este libro tienen unidad temática. Los otros tres son relatos donde se ensaya la ya comprobada habilidad y técnica de Betancourt para escribir muy buenos relatos. De esos siete creo que cinco de ellos no los voy a olvidar a pesar de mi memoria de floppy disk de los ochentas. El libro podría ser esos cinco cuentos, aunque quedara con treinta o cuarenta páginas.
El tema de la mayoría de ellos es la amistad y la forma en que esta se vive muriendo. Lo mejor de cada uno de ellos, además de la profundidad con la que se escarba el tema, es esa mezcla de risa, ternura y tristeza que uno siente al leerlos. También los giros, por frescos e inesperados, de las historias, la forma en que se sostiene la tensión a partir de una narración rítmica y emotiva. De todo eso está hecho este libro.
Pero lo más importante para mí es lo que dice y no nombra. Darme cuenta por ejemplo, en «Los amigos nos existen», primer cuento, de esa comparación del amigo con la de alguien al que le das confianza y va y te roba algo. Reírme mientras me siento mal porque en el texto ese amigo es un ladrón de verdad que le roba la mamá al protagonista. O en el segundo, «Yo no maté al perrito», ponerme a reflexionar sobre un tema tan denso como el homicidio por piedad leyendo un relato ligero y tierno sobre un niño bueno, una abuela mala y un perrito muerto.
O sentir la intensidad del relato en segunda persona en «Abrázame fuerte», tercer cuento, que me hace vivir la irracionalidad y el miedo de perder algo que no tengo, en este caso a Maria Fernanda Bastos Bastos.
Pero sobre todo, en «Último partido» y «Única oportunidad», cuarto y quinto cuento, se resume y se dice sin resumir nada ni decir nada la historia de una generación de muchachos asesinados porque los fueron matando sin balas, desde antes, con pobreza, violencia e indiferencia. Porque sin casi rutas de escape a esos muchachos al final les tocó celebrar la muerte con llanto y un aguacero de tristeza del que nadie escampó, y del que no va escapar el que lea esos cuentos.
Esos cinco cuentos creo que no los olvido. Luego hay otros dos, «De visita» y «Cartas de amor para Nuno», que sostienen el mismo tema. El primero sin embargo me parece que no aporta nada nuevo a los anteriores, no es malo pero se repite, y no profundiza tanto. Tal vez ese sobra (igual que «De bienvenida)». El segundo vuelve a la amistad pero ahora confundida con amor y sobre todo humor, es un texto muy original que sin embargo pensé que ya lo había leído en un libro anterior de Luis Miguel Rivas.
Me falta mencionar dos que no quisiera señalar. Uno no me gustó porque narra un dramita grotesco pero no dice nada, ese es «Mi salchicha». El otro es «Detrás de mí», que recurre a un montón de referencias locales para hacer una diatriba y un desahogo contra las vanidades de los escritores y su oficio. No me gusta porque recurre al chiste fácil, porque esa narración caricaturesca donde casi todo puede pasar además de cómoda no habla de nada en este cuento. Pero sobre todo porque sucede mucho en las diatribas que un autor, para hablar mal de unos que se creen muy arriba, se eleva más que ellos, para juzgarlos. Y esa parte, si no está bien justificada, si no es coherente, no me interesa.
¿o qué pensas vos?