Lo que no te dicen en las conversaciones preparatorias para la tesis es que no la vas a terminar nunca. Terminas la universidad y terminas tus relaciones por hacer el trabajo de grado, pero no la tesis. Lo que no te dicen es que embarcarte en ese problema es aparecer en el centro del centro del laberinto, es ser la carne para el tigre con el tigre al lado. Lo que nunca te dice nadie es que al finalizar siempre te falta un detalle, siempre hay un par —número mágico equivalente al infinito— de comentarios, de correcciones, de ganas de acabar con todo y contigo mismo, porque con la tesis nunca.
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Ayer me escribieron al correo de la UdA, a decirme que faltaba algo. No sé por qué me escriben todavía si el trabajo de grado nunca me lo publicaron, si el profesor Macías salió casi que corriendo después de evaluar el texto y decir con los ojos que el único asesor correcto era él y que por eso yo no estaba preparado y que por eso no había empezado todavía y que por eso nada, por eso apenas cuatro o cuatro con cinco a pesar del trabajo, que el trabajo mío no era sino un muro gigante e inútil levantado por fuera de la casa, pero que la casa seguía sin cimientos. Que me daba un cuatro por haber hecho un muro, pero que lo tumbara, eso dijo, o eso escuché, la verdad fue que no dijo casi, aunque habló mucho.
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La carrera del Filólogo —¿también las otras?— no van hacia ninguna parte, ni siquiera se cierra sobre sí misma, ni siquiera se muerde la cola, se protege, nada. La carrera del Filólogo es correr para terminar cansado. Pero yo soy Cándido, Andrés Cándido. Y por eso he regresado una y otra vez sobre el mismo muro derribado, sobre la misma piedra enterrada, como un arqueólogo que solo sabe de palabras de las que no sabe nada.
Desde el correo aquel llevo quince años sin avanzar, durmiendo sobre libros de poemas y ensayos sobre esos libros y análisis sobre esos ensayos. Desde que presenté la tesis sigo trabajando en lo mismo, con ayuda del profesor Macías, que no ha sido capaz de ayudarme.
Hace pocos días tuve que evaluar a un estudiante con una tesis sobre el mismo tema. No pude decirle nada aunque hablé mucho, sentí que no estaba bien asesorado y que yo podría haberle ayudado más, pero no pude decírselo, tuve que salir corriendo después de habérselo indicado con los ojos. Quise decirle que había construido un muro por fuera de una casa y que era bonito pero tenía que derribarlo, quise decirle todo eso pero, ya sin la ayuda del profesor Macías, que se retiró, solo atiné a escribirle después un correo al estudiante, a decirle que faltaba algo en su tesis aprobada, y que trabajáramos juntos.
¿o qué pensas vos?