6.2 ¿Para qué sirven las moscas?

Piensas en la expresión de la mosca en la leche porque tienes una mosca en el vaso. Y en vez de sacarla o quejarte la miras callada, a ti y a la mosca. Estás otra vez sentada en una reunión familiar. Todo es impecable , la sala, las lámparas las esquinas, el jardín, el tapete, los cuadros, los muebles, todo es impecable y tú estás ahí y también tienes que parecerlo. Los demás te miran mirar, esperan, te juzgan en silencio, lo sabes porque los escuchas zumbar, sin decírtelo te critican por no ser ellos, por no ser igual, por no ser blanca, impecable.

Ves a la mosca como si tuvieras una lupa en los ojos, la leche la vuelve brillante. Como tú, dentro de ese líquido blanco el insecto lo ve todo borroso. No puede limpiarse los ojos que son dos y son grandes, fraccionados hasta parecer montones de ojos, montones de espejos, la ves y te ves mirándola. Intentas salvarla, buscas una forma de quitar la leche pero dejar el insecto. No se te ocurre, el animal chapotea, intenta limpiarse solo, llegar hasta el borde sin que lo vean, intenta escaparse.

Y entonces lo sientes: ves la luz diferente, con las patas logras impulsarte hasta el borde, puedes salir, te sacudes las cuatro alas, ahora percibes con todo el cuerpo, saboreas con las patas, respiras  y experimentas tus sedas como nervios. Logras salir, aunque no te quieran siempre resistes.  Afuera del vaso, limpia del líquido blanco, saltas y mueves las alas delanteras, y continúas haciendo lo mismo que hacen todas las moscas:

Polinizas las plantas, conviertes la carroña en proteína que entierras, sanas las heridas.


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