Cada cierto tiempo voy a nombrar alguno de esos héroes americanos, bañados de polvo y mugre, que no quiero olvidar. Al igual que Benkos Biohó, Lautaro fue un héroe de la resistencia contra los españoles. La primera vez que escuché esa palabra fue en una entrevista a Roberto Bolaño, en la que hablaron también de sus hijos. Roberto Bolaño, el escritor chileno, el escritor latinoamericano más impactante después del Boom, el escritor de la contrautopía, fue el que nombró Lautaro a uno de sus hijos, y yo pensé, como en muchos otros accidentes, que esa denominación era gratuita.
Lautaro es una pronunciación incorrecta de Leftraru, el nombre original de este símbolo de la resistencia. Nació no se sabe dónde en 1534, pero su batalla comenzó en Trehuaco, Chile. Capturado por Pedro Valdivia, al ver la crueldad e indiferencia con la que torturaban a los mapuches, aprendió con los españoles a manejar sus armas y a entender la guerra. Lleno de venganza se escapó en algún momento del invierno de 1552. Al volver a su pueblo, una vez vencida la desconfianza, fue declarado líder militar, o sea toqui.
Lautaro entrenó a los mapuches y los guió a la batalla, se vengó de Pedro de Valdivia y espantó a los españoles de Concepción y Angol. En algún momento, aturdido de triunfos, cruzó él también sus límites y se convirtió en un dictador, maltrató a los que eran como él pero no querían la guerra. Un araucano del pueblo picunche lo traicionó con los españoles y fue vencido por ellos y asesinado, pero su resistencia vivió más tiempo en otros mapuches que lograron luchar, de forma exitosa e inteligente, contra el dominio español.
En Chile sí recuerdan a Lautaro, lo consideran como uno de sus héroes y no han dejado que lo borre la historia. En Colombia la mayoría no conoce a Benkos Biohó, por ser negro y por ser de un pueblo alejado del centro, por ser tan otro —que es tan nuestro— lo hemos olvidado. Yo no lo voy a silenciar, voy a buscar a otros que se le parezcan, y si me toca no me va importar también inventarlo.
¿o qué pensas vos?